"Los países libres son aquellos en
los que son respetados los derechos
del hombre y donde las leyes,
por consiguiente, son justas".
Maximilien Robespierre, abogado, político,
escritor y orador francés, uno de los líderes
más importantes de la Revolución Francesa
(1758-1794).

O eso al menos es lo que desea y apoya la SEME (Sociedad Española de Medicina Estética) con su defensa de la nueva proposición de ley en nuestro país relativa a la publicidad sanitaria basada en la observación deontológica de la profesión sin reclamos engañosos.

Hoy por hoy no existe en España ley al respecto, por lo que el anuncio de la elaboración de ésta cae como agua de mayo y viene a salvaguardar los cimientos defendidos por las asociaciones profesionales de médicos y cirujanos estéticos. Su legalidad, regulación, cualificación, ejercicio demostrado y código deontológico, sin intrusismos ni competencia desleal. Que, por otro lado, no olvidemos, pone en peligro al usuario que no es ni más ni menos que el paciente de medicina estética.

Y por supuesto, este nuevo marco acabaría por fin con la banalización de las operaciones e intervenciones dentro de la especialidad, que no es ni más ni menos que eso y efectivamente, una especialidad y rama de la Medicina con mayúscula, para que quede claro y se comprenda.

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