"En cada acto médico debe estar
presente el respeto por el paciente
y los conceptos éticos y morales;
entonces la ciencia y la conciencia
estarán siempre del mismo lado,
del lado de la humanidad".

René Gerónimo Favaloro, educador y cardiocirujano
argentino (1923-2000).

Según un reciente estudio de la Sociedad Española de Medicina Estética (SEME), un 79% de los médicos estéticos ha detectado un aumento del intrusismo y falta de seguridad y control en las prácticas médico estéticas. Prácticas que se llevan a cabo en centros estéticos, que no médicos, y en los que se aplican tratamientos que sólo pueden ser realizados por profesionales sanitarios. Mala praxis a la que se suman salones de peluquería y esteticistas que ofrecen sus servicios de forma autónoma y a domicilio.

Sin lugar a duda, ésta es una consecuencia y efecto de una relajada legislación y control al respecto. La concienciación del usuario acerca de la obligada necesidad de recurrir siempre a cuadros docentes 'legales' y titulados, debe ser una tarea de todos, empezando por las propias asociaciones y entidades de la Medicina Estética, así como de las autoridades correspondientes que no sólo deben legislar sino también perseguir la competencia desleal.

Bótox, rellenos dérmicos y mesoterapia inyectable son los tratamientos que mayormente se practican en estos centros, realizados por personal no cualificado. Lo que puede derivar en efectos secundarios más o menos graves, dolor, dermatitis e incluso quemaduras. Por eso, y buscando siempre el prestigio y absoluta claridad de la práctica de la Medicina Estética, existe la obligación de terminar con este uso fraudulento de la misma y ponerle freno al intrusismo, un delito tipificado en el código penal.

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