Que la revolución 3D está a la vuelta de la esquina y que nos va a deparar cosas sorprendentes, eso ya nadie lo duda. Una de las ramas que más uso va a poder hacer, y de hecho ya lo está haciendo de la impresión 3D es la medicina, y en concreto la cirugía, sobre todo la cirugía plástica y reparadora.
Ya hemos hablado en beautymed que incluso, en un futuro, sería posible replicar órganos reales, sin necesidad de listas de espera de órganos donantes, por ejemplo.
Hoy por hoy, lo que ya está en marcha es la impresión 3D de órganos o partes del cuerpo con los que se va a practicar una cirugía, como preparamiento previo a la operación y también, como herramienta de aprendizaje entre los estudiantes de cirugía.
Así, la impresión 3D entra a formar parte y de lleno en el campo de las cirugías programadas, ofreciendo aún mayor seguridad al paciente y habilidad al especialista.

Cuestión de impresión

Para imprimir un modelo de tamaño real y específico del paciente en cuestión es necesario contar con información de las exploraciones por imágenes, como tomografías computarizadas y resonancias magnéticas.
Con estos datos, los profesionales están en condiciones de producir un modelo tridimensional de la anatomía del paciente.

La impresión 3D entra a formar parte y de lleno en el campo de las cirugías programadas, ofreciendo aún mayor seguridad al paciente y habilidad al especialista.

El material empleado hasta el momento en esta reproducción a escala real y tridimensional es el plástico o algún tipo de polímero. Pero también pueden crearse órganos para el entrenamiento con material blando para que los cirujanos practiquen la técnica quirúrgica que emplearán en la futura cirugía, de modo previo y en y con ese modelo.
Además, coinciden los expertos, "examinar un modelo tridimensional creado a partir de los estudios del paciente proporciona una oportunidad para descubrir particularidades de su anatomía que eran invisibles en los exámenes bidimensionales y que pueden cambiar el desarrollo de la cirugía".

Frente a este cúmulo de ventajas, ¿existe alguna variable que no lo sea?, podemos preguntarnos. Pues parece ser que sólo una, referida al tiempo empleado en la impresión. Y es que el proceso de impresión es lento y caro: un modelo pequeño tarde entre cuatro y seis horas en ser impreso, mientras que una réplica grande y compleja puede alargar dicho proceso hasta 24 horas.









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