El número de pacientes masculinos que decide someterse a un trasplante de barba se ha triplicado en los últimos años.

De hecho, y según datos de ISHRS (Sociedad Internacional de Cirugía de Restauración del Cabello), este tipo de intervención ha crecido en torno a un 3,7% desde 2012 a 2014 y la tendencia sigue siendo positiva hasta el momento.

Pero no sólo los trasplantes de pelo se hacen, por supuesto, en la cabeza, sino que llegan a otras partes del cuerpo diferente a la barba. Nos referimos a las cejas e incluso, la zona genital. Siempre con la técnica folículo a folículo que ofrece el resultado más natural.

Causas y proceso

Además de la caída, los pacientes que solicitan este tipo de trasplante se refiere a los que han sufrido algún accidente, caso de quemaduras, cicatrices o acné que han hecho que el pelo no vuelva a crecer. Pero también se trata de tendencia. Son los varones de entre 20 y 30 años, los hipsters quienes más demandan esta intervención siguiendo los cánones de la estética actual.

En cuanto a la técnica, es la misma del llamado microinjerto capilar. Se utiliza vello del propio paciente o se hace una extracción de alrededor de unos 1.500 folículos, los que serán necesarios para repoblar una barba, por ejemplo. Estos se implantan uno a uno, por lo que la intervención dura bastante tiempo.

La zona donante es habitualmente la nuca, para que la cicatriz, prácticamente invisible, por otra parte, no se note.

Los folículos se implantan en los micro orificios de un tamaño inferior a 0,5 mm.

Sin duda, una técnica más a observar en la medicina estética.









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