La tendencia apunta hacia el cuidado global, antes que pasar por el quirófano. Así se desprende de un estudio realizado por la Universidad Argentina de la Empresa (UADE), en el que sólo dos de cada 10 mujeres están dispuestas a realizarse una cirugía estética para cambiar distintos aspectos de su cuerpo. En su lugar, apuestan por la medicina antiaging y la prevención, es decir, por el ejercicio, la dieta sana y el aceptarse tal como son.

Muchas lo piensan, pero no lo hacen

El estudio de realizó sobre 570 mujeres de 18 a 35 años. En el mismo sólo el 21 por ciento indicó que se sometería a una cirugía estética, aunque una de cada dos aseguró que había pensado en algún momento operarse para cambiar su cuerpo.
Más de la mitad de las mujeres declaró que para obtener el "ideal de belleza" culturalmente exigido para el género femenino a nivel mundial es preferible "realizar ejercicio frecuente y mantener una alimentación saludable", mientras que un 16 por ciento expresó que "hay que aceptarse a sí misma" y solo un 17 por ciento se realizaría una cirugía.

Las mujeres que descartan la cirugía estética se inclinan, en cambio, por procedimientos no quirúrgicos (como el láser, el botox o la radiofrecuencia.

El estudio destaca que casi el 80 por ciento cree que la estética y la falta de autoestima lleva a las mujeres a decidir una intervención para modificar alguna parte de su cuerpo.
En tanto, un 87 por ciento dijo que se operarían "por ellas mismas" y el resto adjudicó la decisión a cuestiones externas como la opinión de la pareja, mejorar su imagen en el trabajo y otras cuestiones.
Esto en un país, donde la cifra de cirugías a nivel mundial es considerada alta.

La demanda a nivel mundial, crece

No obstante, el número de cirugías a nivel mundial crece. Según los datos más recientes, elaborados y difundidos por la organización profesional IMCAS en un congreso mundial de la profesión desarrollado en París, la demanda de cirugías estéticas creció un 8 por ciento en 2017, lo que representó un movimiento de 10.700 millones de dólares en ese año en todo el mundo.
Las últimas cifras disponibles indican que se realizaron 23,6 millones de intervenciones en el mundo en 2016. Sobre este total, 10,4 supusieron intervenciones mientras que el resto consistió en inyecciones y tratamientos no invasivos.

El estudio destaca que casi el 80 por ciento cree que la estética y la falta de autoestima lleva a las mujeres a decidir una intervención para modificar alguna parte de su cuerpo.

La intervención quirúrgica más frecuente es el aumento de las mamas (15,8%), seguida de la liposucción (14,0%), la modificación de los párpados (12,9%) y de la nariz (7,6%).
Más reducida, pero con un fuerte crecimiento (+45% en 2016) está la labioplastia, basada en la reducción de los pequeños o grandes labios a nivel de la vulva. En cambio, la operación de alargamiento del pene se redujo (-28%).

Preferencia por los tratamientos no invasivos

Uno de los factores que impulsaron el crecimiento de la demanda fue la búsuqeda de tratamientos mínimamente invasivos.
Desde el año 2000 hasta el 2017 han crecido en un 700 por ciento los tratamientos mínimamente invasivos.
Sin embargo, en los invasivos no se ha crecido más que un 10 por ciento por año.

La demanda de cirugías estéticas creció un 8 por ciento en 2017, lo que representó un movimiento de 10.700 millones de dólares en ese año en todo el mundo.

Las mujeres que descartan a la cirugía estética y se inclinan, en cambio, por procedimientos no quirúrgicos (como el láser, el botox o la radiofrecuencia.

Inclinación por lo natural

Las mujeres sin duda se quieren ver mejor pero, sin embargo, la mayoría no quiere someterse a una anestesia general ni a cambios drásticos que les modifiquen las expresiones. Lo cual nos sitúa de nuevo en la tendencia hacia lo natural no sólo en el cuidado y la prevención de la salud y el aspecto físico, sino también en los resultados de los tratamientos tanto de Medicina Estética como de Cirugía Plástica.

Según algunos analistas del ámbito de la cirugía plástica, esta tendencia estaría impulsado sobre todo por mujeres millenials. Para muchas de ellas, la cirugía plástica tradicional sería una suerte de "símbolo de los '90" a la que intentan oponer opciones más naturales y menos invasivas.









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