Pendientes pesados, dilatadores y piercings generan deformaciones comunes que se pueden resolver de forma ambulatoria con el Piercing Reverse, técnica practicada por el doctor Chamosa para devolver a la oreja su aspecto original, sin cicatrices aparentes. Junto con la reconstrucción del lóbulo elongado por envejecimiento o desgarros accidentales, esta constituye una microintervención con una demanda cada vez más creciente.

Lóbulos que delatan

Factores como la moda, cambios en el estilo de vida y exigencias profesionales obligan a la corrección de perforaciones y dilataciones que no pasan desapercibidas. Lo mismo ocurre con las deformaciones del lóbulo por el paso de los años, el peso de ciertos pendientes o los liftings mal resueltos en una zona crítica como la unión mejilla oreja. El crecimiento del pabellón auditivo que se produce con la edad, así como el aspecto flácido de un lóbulo alargado por la acción de la gravedad, constituyen motivos crecientes de consulta y conforman un cuadro que se pueden solucionar con dos pequeñas intervenciones que el doctor Chamosa practica de forma ambulatoria.

Piercing Reverse

Esta cirugía, mínimamente invasiva y altamente eficaz, persigue reconstruir piercings o perforaciones de mayor calibre, restableciendo la continuidad de la piel. El Piercing Reverse que practica el doctor Chamosa consiste en retirar el fragmento epidérmico que conforma las paredes del orificio por dentro, para sellarlas de nuevo con una mínima sutura en sentido transversal, gracias a la rica vascularización de la zona.

'La clave del éxito reside en el diseño previo. En casos muy complicados, en los que hay que reconstruir el lóbulo por 'piercings' múltiples o rasgado traumático, el ingenio es clave para lograr un lóbulo armónico y bonito', explica el doctor Chamosa.

El especialista comienza realizando un diseño personalizado de cada oreja con un rotulador quirúrgico que marca la guía de la incisión tanto en la parte anterior como posterior del lóbulo. A continuación, y con un bisturí de hoja muy aguda, se retira la piel en el interior de la perforación o dilatación, desde la parte de delante hacia la de atrás. Esta maniobra persigue la reconexión de los vasos sanguíneos para la cicatrización del tejido tunelizado.

En los casos de desgarro completo, se requiere un rasgado superficial del lóbulo desde el propio orificio hasta el borde de la oreja, que asegura un completo reajuste cutáneo. "La clave del éxito -explica el doctor Chamosa- reside en el diseño previo. En casos muy complicados, en los que hay que reconstruir el lóbulo por piercings múltiples o rasgado traumático, el ingenio es clave para lograr un lóbulo armónico y bonito. Este tipo de reparación quirúrgica también es válido para piercings en labio, nariz, ceja, pezones, ombligo y genitales externos".

Reconstrucción del lóbulo

Uno de los rasgos más delatores de la edad es el lóbulo elongado, aunque no siempre se corresponda con el aumento que sufren las dimensiones de la oreja al devenir de los años. Los pendientes pesados y la gravedad en efecto, también son la causa de un lóbulo sobredimensionado y flácido. Este se puede corregir con una sencilla intervención de recorte y ajuste. Esta es la técnica que practica el doctor Chamosa para rediseñarlo, eliminando el excedente cutáneo por el borde. La cirugía, realizada de forma ambulatoria, devuelve al lóbulo su forma pequeña y redondeada. Con tres o cuatro puntos de sutura que se retiran a la semana, deja una cicatriz invisible al cabo de cierto tiempo que queda mimetizada con el filo de la oreja.

Preoperatorio:

  • Se realiza un estudio fotográfico para determinar las zonas a tratar.
  • Se precisa un análisis de sangre y un estudio de la coagulación, que asegure la buena salud del paciente.
  • Es recomendable no ingerir aspirinas ni antiinflamatorios 15 días antes a la intervención.

La intervención

  • Anestesia: local.
  • Duración: 30 minutos.
  • Quirófano: sin ingreso hospitalario.

Postoperatorio

  • Se recomendará la ingesta de antibióticos y antiinflamatorios durante los cinco días posteriores a su realización.
  • Los resultados se aprecian de forma inmediata.
  • Se aconseja realizar el nuevo orificio pasado un mes de la intervención y que no coincida con el anterior.
  • En tres meses la cicatriz habrá desaparecido casi por completo.

El doctor Chamosa es médico especialista en cirugía plástica, estética y reparadora, así como doctor en medicina con la calificación Sobresaliente Cum Laude por unanimidad. Exsecretario Nacional de la International Society of Aesthetic Plastic Surgery (ISAPS), actualmente preside la Fundación Docente de la Sociedad Española de Cirugía Plástica, Estética y Reconstructiva (SECPRE), de la que también ha sido presidente. Su aportación a la liposucción de rodillas y tobillos es una técnica premiada, publicada y reconocida a nivel internacional.









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