El picor crónico aumenta el estrés, la depresión, los pensamientos suicidas. Así lo ha puesto de manifiesto una nueva investigación transversal multicéntrica sobre la carga psicológica de la picazón en el Journal of Investigative Dermatology, publicado por Elsevier.

Obligada prevención

En este estudio, los investigadores han señalado que la presencia de picor en pacientes dermatológicos se ha asociado significativamente con depresión clínica, pensamientos suicidas y estrés, por lo que recomiendan proporcionar a los pacientes acceso a un equipo multidisciplinar para prevenir y manejar los problemas psicológicos asociados a los dermatológicos.

La carga de la picazón se asocia a varias enfermedades específicas de la piel, incluyendo el eccema de las manos, la psoriasis, el prurigo nodular (una enfermedad de la piel que provoca la formación de bultos duros y con picazón), la hidradenitis supurativa (una afección cutánea dolorosa a largo plazo que causa abscesos y cicatrices en la piel), entre los pacientes que reciben hemodiálisis y en los pacientes que sufren de picor crónico en general.

En muchos trastornos inflamatorios crónicos de la piel, un tratamiento agresivo precoz adaptado específicamente a cada paciente podría ayudar a reducir la picazón lo antes posible y prevenir el desarrollo de problemas de salud mental.

Esta investigación, que forma parte de un gran estudio multicéntrico europeo realizado por la Sociedad Europea de Dermatología y Psiquiatría (European Society for Dermatology and Psychiatry, ESDaP), ha comparado la carga psicológica de la enfermedad y la calidad de vida relacionada con la salud entre los pacientes dermatológicos con picor y los que no lo tienen, así como con grupos de control de pacientes sanos.

Un total de 13 países

Los investigadores recogieron datos de clínicas dermatológicas de 13 países europeos sobre 3.530 pacientes con enfermedades de la piel y compararon los resultados con más de 1.000 controles de salud. Los pacientes completaron cuestionarios y también fueron examinados clínicamente. Las medidas de resultado incluyeron la presencia, cronicidad e intensidad de la picazón; la Escala de Ansiedad y Depresión Hospitalaria; variables sociodemográficas; ideación suicida y estrés, incluyendo eventos negativos de la vida; y dificultades económicas.

La prevalencia de picor en afecciones dermatológicas fue de casi 90 por ciento en el prurigo y afecciones relacionadas; 86 por ciento en la dermatitis atópica; 82 por ciento en el eccema de manos; 78 por ciento en otros eccemas; 76 por ciento en el urticario y 70 por ciento en la psoriasis.

La recurrencia reportada de eventos estresantes en la vida fue mayor en los individuos con comezón que en aquellos sin comezón. Los pacientes con comezón también eran propensos a experimentar más problemas económicos.

La prevalencia de depresión fue de 14 por ciento en pacientes con picor; frente a 5,7 por ciento en pacientes sin picazón; 6 por ciento en los controles con picazón y 3 por ciento en los grupos de control sin picor.

La prevalencia de pensamientos suicidas fue de 15,7 por ciento en pacientes con picores; nueve por ciento en pacientes sin picazón; 18,6 por ciento en controles con picazón y 8,6 por ciento en los pacientes de control.

Los investigadores recomiendan medidas preventivas, como programas de educación sobre la psoriasis o información específica en internet. En muchos trastornos inflamatorios crónicos de la piel, un tratamiento agresivo precoz adaptado específicamente a cada paciente podría ayudar a reducir la picazón lo antes posible y prevenir el desarrollo de problemas de salud mental.









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