Muchos son los centros de medicina estética que además de otros departamentos incorporan consultas especializadas en medicina reproductiva. Muchas son las parejas preocupadas porque no consiguen un embarazo de forma natural. Hoy revisamos esta cuestión con Fulvia Mancini , directora médica de Clínicas Eva, quien nos detalla los pasos seguir cuando no se logra ser mamá y/o papá.

A cada cual su tratamiento

Los expertos reconocen que las parejas continúan viviendo el proceso con desinformación e incertidumbre con respecto a la imposibilidad de abordar un embarazo de forma natural y cómo poder conseguirlo. Muchas cosas han cambiado en el ámbito de la reproducción en las últimas décadas. La infertilidad ha dejado de ser tabú y ha pasado a ser una enfermedad de carácter global en cuya investigación se viven grandes avances. Sin embargo, su naturaleza, que impide a las personas realizar uno de sus proyectos de vida más importantes, el de tener hijos y formar una familia, sigue planteando a quienes la padecen las mismas dudas, incógnitas y angustias de siempre.

De la incertidumbre inicial, "soy infértil o es una cuestión de tiempo", se pasa a la crudeza de un diagnóstico que abre la puerta a nuevas incógnitas: ¿Tiene solución mi problema? ¿Por dónde empiezo? ¿A qué tratamiento debo someterme?

Por dónde empezar

El consejo general que llega de Fulvia Mancini, Clínicas Eva, es el de acudir a una clínica de fertilidad una vez superado el año tratando de concebir de manera natural, cuando la mujer es menor de 35 años. En caso que sea mayor debe hacerse a los seis meses.

EN LA MUJER.
Se realizará entonces un estudio de fertilidad femenina, que consiste en diferentes pruebas. La combinación de la ecografía ginecológica transvaginal y la analítica hormonal femenina permite conocer la reserva ovárica de cada mujer, es decir, cuántos óvulos susceptibles de ser fecundados existen y qué calidad tienen. Se descartan también con estas pruebas otras patologías como cáncer, miomas, pólipos, etc.

Además de estos dos pasos básicos se realiza también una citología, con el fin de detectar problemas en el cuello del útero y/o posibles enfermedades de transmisión sexual. Información similar puede aparecer en la serología, una prueba más, ésta encargada de descartar otras enfermedades de transmisión sexual como el VIH, la hepatitis vírica o la rubeola. Por último, mediante el análisis de la sangre se lleva a cabo un carotipo, que busca anomalías cromosómicas relacionadas con la esterilidad. Todo ello se complementa con un hemograma tradicional.

En el caso del varón, la prueba que determina posibles problemas en el esperma es el seminograma, que permite evaluar el estado de fertilidad.

EN EL HOMBRE.
En el caso del varón, la prueba que determina posibles problemas en el esperma es el seminograma, que permite evaluar el estado de fertilidad, analizando la cantidad y calidad de espermatozoides. No sólo se necesita conocer cuántos espermatozoides se encuentran por cada mililitro eyaculado, sino cuántos están vivos, presentan forma normal y se desplazan en su función reproductora.

A los hombres, de igual manera, se les analiza el nivel hormonal, fundamentalmente en lo que respecta a la hormona foliculoestimulante (FSH) y la testosterona. Se estudia también el cariotipo para descartar anomalías cromosómicas. Si los resultados de estas pruebas son negativos, se realiza la llamada biopsia testicular, con la que se pretende descifrar si el conducto de salida del material seminal está obstruido.

Prescripción individual

Una vez determinado cada caso y patología, los tratamientos que se prescribirán, según proceda, son:

  • Inseminación Artificial Conyugal. Esta técnica consiste en colocar en el útero los espermatozoides, previamente seleccionados de una muestra de semen, con el fin de acortar la distancia entre el óvulo y los espermatozoides, favoreciendo así la gestación. En esta inseminación la muestra de semen es de la pareja.

      Se realiza en:
      » Casos en los que el hombre presente alteraciones de la calidad y/o cantidad de espermatozoides.
      » Cuando la mujer tenga alteraciones en el cuello uterino, disfunción ovárica o endometriosis leve.
      Si existe una incapacidad mecánica para el coito.
  • Inseminación Artificial con donante: en esta inseminación la muestra de semen es de un donante anónimo.

      Se realiza en:
      » Casos en los que el varón presente una alteración del semen o la incapacidad para fabricar espermatozoides.
      » En parejas en los que el hombre presente enfermedades hereditarias que puedan ser transmitidas a la descendencia.
      » Para mujeres con pareja femenina, o mujeres sin pareja.
  • Fecundación In Vitro. Consiste en fecundar, en el laboratorio, los espermatozoides y los óvulos con el objetivo de crear los mejores embriones para transferir en el útero de la futura madre. A diferencia de la inseminación artificial, la fecundación tiene lugar en el laboratorio y no en el aparato reproductor femenino.

      Se realiza en:
      » Pacientes con alteraciones como endometriosis, ausencia o lesión de trompas de Falopio, u ovario poliquístico (entre otras indicaciones).
  • ICSI:
    la Microinyección Espermática (ICSI) es una técnica complementaria a la Fecundación In Vitro en la que la inseminación es mucho más directa, aumentando el porcentaje de éxito. El procedimiento consiste en elegir, de una muestra de semen, el mejor espermatozoide e introducirlo, mediante una microinyección, en el citoplasma del ovocito.
  • Método Ropa. Dos mujeres participan en el proceso de la gestación: una aporta el óvulo y por tanto, es la madre biológica, y la otra es quien queda embarazada y da a luz. Se extraen los óvulos de una de ellas y, el embrión resultante de la fecundación con semen de donante, se implanta en el útero de su pareja. Variante de la FIV, exclusiva para matrimonios formados por dos mujeres.
  • Vitrificación de Óvulos. Consiste en congelar los propios óvulos para su implantación futura.

      Ser realiza en:
      » Mujeres que deseen preservar su fertilidad para ser madres en el futuro.
      » Mujeres jóvenes con cáncer.

Tasas de éxito

En cuanto al éxito de la técnica, y aunque, por supuesto, cada pareja es un mundo, la fecundación in Vitro, al estar más controlada fuera del cuerpo presenta mayores tasas de éxito. Un 60% de la FIV frente a un 15% de las inseminación artificial. El motivo es que los gametos son estudiados por embriólogos para facilitar la inseminación.









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