La terapia fotodinámica es un procedimiento terapéutico que se utiliza en medicina, principalmente en dermatología, para el tratamiento de varias enfermedades de la piel, sobre todo cáncer de piel (carcinoma basocelular y carcinoma espinocelular), también en la enfermedad de Bowen, acné, rosácea, liquen y para tratamientos estéticos de fotorrejuvenecimiento.

Por eso hoy la terapia fotodinámica, más actual que nunca y que protagoniza numerosos titulares y distintos protocolos de aplicación en dermatología y medicina estética, y aparatos, merece una reflexión y un pequeño estudio detallado acerca de su progreso, funcionamiento y resultados.

TFD en alteraciones que no responden a otros tratamientos

Tal y como señalábamos al comienzo, y esto es muy importante, la Terapia Fotodinámica (TFD) puede emplearse en el tratamiento de ciertos tipos de cáncer de piel como el carcinoma basocelular y enfermedad de Bowen o carcinoma escamoso in situ. Asimismo, y detalladamente, esta técnica es útil para eliminar otras lesiones con un potencial maligno destacado como las queratosis actínicas y poroqueratosis. Finalmente, la TFD es una alternativa de tratamiento en pacientes con acné inflamatorio o acné rosácea que no responden a otros tratamientos o en aquéllos en que ciertos fármacos están contraindicados. Los resultados en estas dos últimas circunstancias son destacables.

Agente fotosensibilizante

La técnica de la TFD se basa en la administración de un agente fotosensibilizante y en la posterior estimulación de la zona a tratar mediante luz de la longitud de onda adecuada. Ello induce la formación de radicales libres y la destrucción de las células malignas.

La Terapia Fotodinámica (TFD) puede emplearse en el tratamiento de ciertos tipos de cáncer de piel como el carcinoma basocelular y enfermedad de Bowen o carcinoma escamoso 'in situ'.

La selectividad del tratamiento en el caso del cáncer de piel se basa en la mayor capacidad que tienen las células tumorales para concentrar la sustancia fotosensibilizante si se compara con las células sanas. Por otra parte, la aplicación de la estimulación luminosa provoca la muerte de las bacterias, debido a que produce formas reactivas de oxígeno causadas por la estimulación de la luz sobre los agentes fotosensibilizantes.

La TDF y el acné

El acné es un proceso multifactorial en el que concurren tres circunstancias:

  • Una elevada secreción de la glándula sebácea debido al estímulo androgénico.
  • La formación de granos.
  • La infección de la glándula por una bacteria llamada Propionibacterium Acnes.

Muchos pacientes requieren tratamientos orales no exentos de efectos secundarios o que simplemente no les funcionan, ya que se estima que la resistencia a los antibióticos ha aumentado un 62% en los últimos años.
Por eso se han buscado nuevas opciones terapéuticas, entre las que se encuentra la terapia fotodinámica para el acné.

En qué consiste

La Terapia Fotodinámica concretamente y en el tratamiento contra el acné emite luz azul para activar los agentes fotosensibilizadores que se administran externamente en crema, formando radicales libres que destruyen la bacteria implicada en el acné.

Los pacientes deben ser valorados previamente por un dermatólogo, que es quien establece el protocolo de tratamiento más adecuado para cada paciente.

Por lo general, la Terapia Fotodinámica para el acné se aplica en dos sesiones semanales durante tres semanas.

¿Cómo es una sesión de Terapia Fotodinámica para el acné?

» Se realiza una limpieza previa de la piel que puede incluir un peeling suave (por ejemplo con ácido salicílico).
» Se aplica en la piel la sustancia fotosensibilizante durante 5-20 minutos dependiendo de la gravedad del acné.
» La piel se expone durante 20 o 30 minutos a la emisión de luz azul, en función de la gravedad del acné.
» En casa se aplica el tratamiento de mantenimiento recomendado por el especialista.
» La mejoría es evidente a las pocas sesiones y es mayor un tiempo después de haber finalizado las cuatro semanas de tratamiento.

La Terapia Fotodinámica en el tratamiento contra el acné emite luz azul para activar los agentes foto sensibilizadores que se administran externamente en crema, formando radicales libres que destruyen la bacteria implicada en el acné.

Existen herramientas terapéuticas que pueden complementarse con la TFD, como es, en el tratamiento del acné activo y de las secuelas de manchas y cicatrices de acné, el láser no ablativo fraccional 1540 nm.

Durante la aplicación de la luz el paciente puede acusar picor, ardor, calor o dolor que se alivian con el uso de aire frío, agua fría en aerosol o algún anestésico de uso local. Además, puede aparecer inflamación, costras y piel bronceada que mejorarán durante los días siguientes a las sesiones de Terapia Fotodinámica.

Fuente: IML (Instituto Médico Láser).









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