El aumento de la pigmentación cutánea, ya sea en forma de manchas café con leche, melasma, léntigos, pecas o nevus, se hace evidente tras la exposición solar. Sin embargo, algunas lesiones pigmentadas responden a otros factores desencadenantes.

Cualquier mancha en la piel debe ser diagnosticada por un dermatólogo, quien valorará la benignidad de la misma y determinará el tratamiento más adecuado. Muchos son los tratamientos existentes hoy en día, siendo el láser, la luz pulsada intensa o el peeling químico tres de sus principales. Generalmente el tratamiento es complejo y requiere de acciones combinados. En este sentido hay que remarcar que no es valido cualquier peeling o láser, ya que muchos pueden ser contraproducentes. La fotoprotección es el pilar básico coadyuvante.

Melanina

La melanina es un pigmento oscuro responsable del color de la piel y del pelo. Su principal función es proteger la piel frente a la radiación solar, ya que su concentración aumenta para evitar cualquier mutación que podrían provocar los rayos ultravioleta.
Las melanodermias, hiperpigmentaciones o manchas en la piel se producen por el aumento anormal de la melanina dérmica o epidérmica. En la mayoría de los casos, este aumento de la melanina tiene lugar tras una larga exposición solar, aunque existen algunas manchas que pueden responder a otros factores desencadenantes.

Tipos de manchas

Estos son los diferentes tipos de manchas que nos podemos encontrar en la piel:

» Efélides o pecas. Se trata de acumulaciones de pigmento de coloración parduzca, redondeadas y no uniformes que se localizan más frecuentemente en zonas fotoexpuestas como cara, cuello y brazos en personas de piel blanca, intensificándose con la exposición solar, siendo por tanto más visibles en verano.

» Nevus o lunares. Acumulaciones de mayor número de melanocitos afectando a las diferentes estructuras de la piel. Por tanto, tendremos diferentes tipos de lunares en función de sus características. Resulta especialmente importante el control por parte del dematólogo de los lunares, sobre todo aquellos con ciertas características como son la asimetría, los cambios de coloración, la coloración no uniforme, los bordes irregulares y el crecimiento o cambios recientes.

La exposición prolongada al sol no sólo produce manchas, como todos sabemos, sino también envejecimiento prematuro de la piel, y lo que es más grave, puede inducir al cáncer de piel.

» Melanoma. Es un tumor maligno de la piel que puede confundirse con un lunar. Tiene aspecto de mancha pigmentada, de crecimiento asimétrico, de bordes imprecisos, irregulares y coloración intensamente pigmentada con zonas que lo están menos o incluso con tonalidades azuladas. Tiene un crecimiento progresivo.

» Léntigos simples y solares. Se trata también de pequeñas manchas de coloración parduzca que aparecen en cualquier zona del cuerpo y que a diferencia de las pecas no cambian de color con la exposición solar.

» Melasma. Manchas de color marrón claro o intenso que aparecen casi exclusivamente en mujeres y que se producen o agravan en el embarazo (cloasma), la toma de anticonceptivos o la menopausia. Suelen aparecer en cara, frente, mejillas y generalmente a partir de los 30 años.

» Vitíligo. Manchas intensamente blanquecinas bien delimitadas, de distribución simétrica con predilección por las piernas y alrededor de ojos, nariz y boca. Parece tener un origen autoinmune y se relaciona en ocasiones con problemas tiroideos.

» Otras manchas. Rojas (origen vascular) o marrones como las manchas café con leche, de formas y tamaños variados.

Una vez llegados a este punto, el invierno suele ser la época en la que los pacientes acuden a centros y consultas en busca de los tratamientos que les aseguren la desaparición de sus manchas. Remarcando la necesidad del diagnóstico del dermatólogo, vamos a centrarnos ahora en las acciones y resultados de los láseres, los peelings y los cosméticos, cuándo usarlos, cómo y cuáles son sus resultados.

Láseres

La luz pulsada y los láseres Q-Switched han sido el mejor tratamiento para las manchas tipo léntigo, y siguen siéndolo, ya que continúan apareciendo nuevos y mejores dispositivos laser, incluyendo los fraccionales. Por otra parte, aunque clásicamente han estado contraindicados en las manchas hormonales tipo melasma, determinados protocolos aplicados por dermatólogos pueden ser válidos para casos muy concretos.

Peelings

Los peelings despigmentantes deben ser realizados por dermatólogos con experiencia, ya que no vale cualquier tipo de peeling y un mal uso puede agravar o hacer aparecer nuevas manchas. En general, en los peelings despigmentantes se usan alfa y beta hidroxiácidos (glicólico, salicílico, pirúvico...) junto con sustancias despigmentantes (hidroquinona, acido retinoico, kojico, vitamina C,...) en diferentes combinaciones y concentraciones en función del efecto deseado y el tipo de mancha.

Cualquier mancha en la piel debe ser diagnosticada por un dermatólogo, quien valorará la benignidad de la misma y determinará el tratamiento más adecuado.

El tratamiento siempre debe ir acompañado con una buena preparación cutánea y un protocolo estricto después del mismo, que habitualmente incluye estricta y alta protección solar durante varios días o semanas. La investigación en peelings incluye el desarrollo y aplicación de nuevas sustancias despigmentantes, y sobre todo, nuevas formas de hacer penetrar los activos en la piel sin necesitad de que ésta se sufra tanto. Es decir, estimular la renovación celular, condición intrínseca al peeling, sin necesidad de ser agresivos.

Cosméticos

Existen multitud de agentes despigmentantes que pueden mejorar el aspecto de las manchas y que deben individualizarse en función del problema y el tipo de piel. Entre otras, podemos destacar la hidroquinona y sus derivados, el ácido retinoico, el retinol, el ácido kójico, ácido azelaico, vitamina C, etc. En muchos casos necesitaremos complementar el tratamiento con peelings o fuentes de luz (luz pulsada o laser).

El melasma, caso aparte

Hay que tener cuidado con las manchas que aparecen o empeoran con el sol, ya que una nueva exposición agravará o hará que reaparezca el problema.
De especial dificultad es el tratamiento del melasma, pues tiene influencia hormonal y una sensibilidad al sol extrema. Por tanto el tratamiento tiene que ser continuado y prolongado todo el año. Es posible conseguir un blanqueamiento total, pero la hiperpigmentación puede volver a reaparecer.

El invierno suele ser la época en la que los pacientes acuden a centros y consultas en busca de los tratamientos que les aseguren la desaparición de sus manchas.

Además la exposición prolongada al sol no sólo produce manchas, como todo sabemos, sino también envejecimiento prematuro de la piel, y lo que es más grave, puede inducir al cáncer de piel. De hecho éste ha aumentado un 102% desde el año 2000. La importancia radica en un diagnóstico a tiempo, así cualquier mancha nueva o cambio en un lunar debe ser consultado a un dermatólogo, al que deberíamos acudir con regularidad para control, una premisa en la que se ha de educar a la población en general.


Fuentes: AEDV (Academia Española de Dermatología y Venereología).
IML (Instituto Médico Láser).









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