De esos encuestados, el 15 por ciento dijo que ha tenido o está recibiendo tratamientos antiarrugas inyectables, mientras que el 36 por ciento de los participantes se encuentran en algún punto intermedio comentando que estarían abiertos al tratamiento.

Casi una quinta parte, el 19 por ciento, anuncian que le gustaría probar el tratamiento, mientras que el 17 por ciento señala que no estaba seguro pero que tendría curiosidad por probarlo. Por otro lado, el 50 por ciento de los estadounidenses apuntan que nunca han probado y nunca probarían las inyecciones antiarrugas.

De los que adujeron que no habían probado las inyecciones antiarrugas, el 12 por ciento dijo que era porque no sabían dónde ir para encontrarlas, el 45 por ciento las consideraba demasiado caras, el 23 por ciento no sabía lo suficiente sobre ellas, mientras que el 43 por ciento dijo que simplemente no estaban interesados.

En cuanto a los rellenos como los de labios, mejillas, mandíbula o mentón, los estadounidenses estaban aún menos inclinados a probarlos. El cincuenta y nueve por ciento dijo que nunca había probado rellenos y que no lo harían, mientras que solo el 13 por ciento los había tenido. El once por ciento estaba abierto a probar rellenos, mientras que el 17 por ciento tenía curiosidad por ellos. "De todas las regiones estudiadas, EE UU. tuvo el grupo más grande de participantes que dijeron que nunca probarían las inyecciones antiarrugas", dice Verna Wall, investigadora principal de Phorest.

"De estos participantes, el 45 por ciento señaló que las inyecciones antiarrugas eran demasiado caras, lo que nos da una idea de cómo el público valora este trato. Para spas médicos que deseen atraer a más de estos clientes, mostrándoles el valor de sus tratamientos a través de la educación, un sistema de fidelización o precios transparentes podría ser el impulso que necesitan para probar el servicio. Está claro que el interés está ahí, pero solo necesita ser alimentado”.

En el Reino Unido, solo el 33 por ciento dice que nunca ha probado y nunca probaría tratamientos como el Bótox. El treinta y cuatro por ciento comentó que no tenían interés en el tratamiento, y el 18 por ciento de los encuestados en el Reino Unido están actualmente bajo tratamiento o lo han probado.









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