Los lóbulos de las orejas son la parte interior, carnosa y redondeada en la que suelen hacerse agujeros para los pendientes. Aunque lucirlos está muy bien, llevar pendientes grandes puede llegar a producir molestias por su peso.

Existen dos tipos de lóbulos rasgados:

  • Parcialmente rasgados: estéticamente se aprecia un agujero muy grande o alargado en, y el lóbulo.
  • Completamente rasgados: en estos casos el lóbulo se parte en dos mitades.

Tratamiento por el doctor Tomás Ivancich

La reparación de los lóbulos rasgados se denomina lobuloplastia. Esta intervención consiste en reconstruir la continuidad del lóbulo bajo anestesia local, dando unos puntos finos y pequeños en la cara anterior y posterior del lóbulo.

La lobuloplastia consiste en reconstruir la continuidad del lóbulo bajo anestesia local, dando unos puntos finos y pequeños en la cara anterior y posterior del lóbulo.

Esta cirugía se puede asociar con otras técnicas, como la reducción del tamaño del lóbulo o del pabellón auricular. Los lóbulos de las orejas suelen aumentar de tamaño por llevar pendientes pesados o simplemente por la edad, y fácilmente se pueden reducir y rejuvenecer.

Las precauciones postoperatorias después de una lobuloplastia son mínimas. Debe cuidarse la higiene (la ducha está permitida desde un primer momento) con el objetivo de prevenir una infección. Los puntos se retirarán pasados 10 días desde el momento de la operación y no requerirá de ningún tipo de ingreso o baja laboral.
Tras un mes, se podrá realizar un nuevo agujero para pendientes, aunque es recomendable hacerlo a unos milímetros del agujero original.









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