Un equipo internacional liderado por investigadores del Centro de Regulación Genómica (CRG) y el Instituto de Investigación Biomédica (IRB Barcelona) ha identificado un marcador epigenético que permite medir el envejecimiento de la sangre a partir de los 50 años. Este hallazgo, publicado en la revista Nature, podría abrir nuevas vías en la medicina estética para evaluar y tratar el envejecimiento desde una perspectiva molecular.
Un 'código de barras' epigenético
La técnica, denominada EPI-Clone, se basa en el análisis de patrones de metilación del ADN, cambios epigenéticos que actúan como un 'código de barras' heredable en las células madre hematopoyéticas. Estos patrones permiten rastrear el linaje celular y observar cómo, con la edad, la diversidad de clones celulares disminuye significativamente. A partir de los 60 años, este fenómeno se vuelve casi universal, con unos pocos clones dominando la producción de células sanguíneas.
Esta pérdida de diversidad clonal se asocia con un aumento de células mieloides, implicadas en procesos inflamatorios crónicos y enfermedades relacionadas con el envejecimiento, como dolencias cardiovasculares, cáncer y trastornos neurodegenerativos.
Implicaciones para la medicina estética
Para los profesionales de la medicina estética, este avance ofrece una herramienta potencial para evaluar el envejecimiento biológico de los pacientes más allá de los signos visibles. Al identificar la presencia y proporción de clones celulares envejecidos, se podrían diseñar intervenciones personalizadas que aborden el envejecimiento desde su origen molecular.
Aunque actualmente la aplicación clínica de EPI-Clone es costosa, con un precio estimado de 5.000 euros por análisis, se espera que los avances tecnológicos reduzcan estos costos, facilitando su integración en prácticas clínicas y estéticas.
Hacia terapias regenerativas
Los investigadores sugieren que la eliminación selectiva de clones envejecidos podría rejuvenecer el sistema circulatorio e inmunológico, abriendo la puerta a terapias regenerativas que complementen los tratamientos estéticos actuales. Este enfoque podría mejorar la salud general de los pacientes y potenciar los resultados de procedimientos estéticos al abordar las causas subyacentes del envejecimiento.
Este descubrimiento representa un paso significativo hacia una medicina estética más integrada y basada en la biología molecular, ofreciendo nuevas oportunidades para mejorar la calidad de vida de los pacientes a medida que envejecen.