La SEME clarifica los usos de la toxina botulínica que solo puede ser administrada por médicos
El botox requiere de una pauta reglada en cuanto a su uso y aplicación, que la SEME revisa a modo de ideario para su correcta utilización, siempre administrado por un médico y nunca por un enfermero, fisioterapeuta, odontólogo u otros
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La Sociedad Española de Medicina Estética (SEME) ha publicado en su web, el ideario práctico y conciso acerca del antienvejecimiento y técnicas y tratamiento contra las arrugas faciales y de expresión.
Un repaso que sirve para recordarnos que, efectivamente, el rostro es el más expuesto a las consecuencias del paso del tiempo, ya que se trata de la parte del cuerpo que más sufre las agresiones externas (rayos solares, cambios de temperatura, etc.) y por ello, la que muestra mayoritariamente la aparición de arrugas.
Además de detallar el origen y localización más común de la arruga, la SEME, en su nueva, dinámica e intuitiva página web, revisa el procedimiento de aplicación de la toxina botulínica, el popular botox, elaborando así, el ideario de su aplicación, consejos y recomendaciones.
Hemos de incidir en el hecho de que las arrugas de expresión son consecuencia de los movimientos expresivos faciales y de la exposición de la piel a los agentes externos y el proceso de envejecimiento.
Las localizaciones más frecuentes de las arrugas son:
- Frente
- Entrecejo
- Zona externa de los ojos: patas de gallo
- Dorso de la nariz
- Alrededor de la boca: peribucales o código de barras
- Surcos nasogenianos
- Comisuras bucales
- Mentón
- Bandas del cuello
El correcto uso del botox
Para las arrugas de expresión del entrecejo es la toxina botulínica tipo A la recomendada, ya que con ella actuamos relajando los músculos que son los causantes de la misma, porque al contraerse provocan su formación.
Al relajar los músculos que provocan dichas arrugas, éstas desaparecen por falta de movimiento, confiriendo al rostro un aspecto relajado y sin arrugas. En definitiva, más joven. Actúa de forma selectiva sobre la zona predominante del músculo, relajando la expresión del rostro ya que evita la formación de la arruga sin perder la expresividad personal.
El uso de toxina botulínica tipo A para las arrugas de expresión sólo está aprobado para el tratamiento en la frente, el entrecejo o glabela y las “patas de gallo” o arrugas perioculares. En el resto de zonas faciales, aunque existen trabajos de investigación que avalarían su uso en toda la cara desde el año 1998, aún no ha sido aprobado.
Su efecto se manifiesta a los tres días aproximadamente de ser inyectada. La duración es de 4 a 6 meses, siendo lo recomendado realizar 2 o 3 tratamientos anuales para mantener un aspecto siempre joven.
La SEME también detalla qué posibles efectos secundarios de tipo local pueden derivar tras la aplicación de toxina botulínica.
- Dolor en el punto de inyección.
- Edema local y eritema.
- Pequeño hematoma en la zona de inyección.
- Ptosis de un párpado superior.
- Ojo seco.
- En algunos casos puede producirse una leve cefalea transitoria que remite con un analgésico.
La SEME recuerda que este tratamiento solamente puede ser administrado por un médico, en ningún caso puede ser un enfermero, fisioterapeuta u odontólogo.

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