El sistema endocrino de la vitamina D tiene receptores en un gran número de tejidos y órganos. El correcto funcionamiento del sistema cardiovascular, con el corazón y los vasos sanguíneos como órganos fundamentales, parece estar relacionado con unos buenos niveles séricos de 25-hidroxivitamina D.

Tal y como explica el Dr. Ignacio Fernández Lozano, director de la Unidad de Arritmias del Hospital Universitario Puerta de Hierro: “La hormona D es esencial para una buena salud cardiovascular. Su déficit lo podemos encontrar asociado a patologías como la hipertensión arterial, el desarrollo precoz de ateroesclerosis, la cardiopatía isquémica y la insuficiencia cardiaca”.

Sistema endocrino de la vitamina D y enfermedades cardiovasculares

Pese a este papel clave, el Dr. Fernández Lozano, reconoce que “si bien la hormona D es esencial para el correcto funcionamiento del organismo y muchas especialidades médicas son conscientes de ello y determinan los niveles séricos de 25-hidroxivitamina D parar tratar las deficiencias de una manera regular, a día de hoy, en muchos casos los cardiólogos permanecen ajenos a este problema”.

La suplementación con vitamina D podría proporcionar una mejor salud cardiovascular, especialmente en los pacientes con enfermedades cardiovasculares conocidas.

Por esta razón, la Sociedad Española de Cardiología ha publicado recientemente su suplemento “Sistema endocrino de la vitamina D y enfermedades cardiovasculares”, del que el doctor ha sido su coordinador, con el objetivo de profundizar y resaltar las principales implicaciones del sistema endocrino de la vitamina D sobre el sistema cardiovascular.

Hipertensión arterial, peligro

Diversos estudios epidemiológicos[1] han asociado el déficit de vitamina D con un mayor riesgo cardiovascular: “Por ejemplo, estudios recientes de aleatorización[2] indican que se produce un aumento de riesgo cardiovascular cuando los niveles de concentración plasmática de 25- hidroxivitamina D se sitúan por debajo del umbral de 20 ng/ml”, indica el experto. “Pero si hay alguna enfermedad cardiovascular sobre la que unos niveles bajos de vitamina D parecen influir más negativamente que sobre las demás, esa es la hipertensión arterial y esta patología está implicada de una u otra manera en la mayoría de las enfermedades cardiovasculares”, concreta.

Por eso, el Dr. Fernández Lozano recomienda “incluir el análisis de estos valores en los controles médicos de forma más generalizada, especialmente entre aquellos pacientes con una enfermedad cardiovascular como la hipertensión, la cardiopatía isquémica o la insuficiencia cardiaca”.

Contra la mortalidad, suplementación con vitamina D

Más allá, a la hora de valorar la salud cardiovascular de la población general, el experto reconoce que el déficit de hormona D “también puede influir, sin duda, en la mortalidad de la población por eventos cardiovasculares. De hecho, son varios los estudios[3] que han encontrado una asociación clara entre unos niveles séricos de 25- hidroxivitamina D bajos y una mayor mortalidad”. En este sentido, “la suplementación con vitamina D, que garantice unos niveles correctos de esta hormona podría proporcionar una mejor salud cardiovascular, especialmente en los pacientes con enfermedades cardiovasculares conocidas, o entre la población con alto riesgo de desarrollarlas”.

[1] Sanjeev Kumar Syal, Aditya Kapoor, Eesh Bhatia, Archana Sinha, Sudeep Kumar, Satyendra Tewari, Naveen Garg, Pravin K Goel. Vitamin D deficiency, coronary artery disease, and endothelial dysfunction: observations from a coronary angiographic study in Indian patients. J Invasive Cardiol [Internet] 2012;24(8) [Cited 2020 Aug 3]. Available from: https://www.invasivecardiology.com/articles/vitamin-d-deficiency-coronary-artery-disease-and-endothelial-dysfunction-observations-coron.
[2] Kunutsor SK, Apekey TA, Steur M. Vitamin D and risk of future hypertension: meta-analysis of 283,537 participants. Eur J Epidemiol. 2013;28:205-221. doi: 10.1007/s10654-013-9790-2. Epub 2013 Mar 2.
[3] Scragg R. Seasonality of cardiovascular disease mortality and the posible protective effect of ultra-violet radiation. Int J Epidemiol. 1981;10:337–341. doi: 10.1093/ije/10.4.337.









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