Según un estudio publicado por la Sociedad Española de Medicina Estética (SEME), el 87% de las españolas no sabe en qué consiste un relleno de ácido hialurónico, y un 40% desconoce en qué se diferencia éste del bótox. Así, parece claro que convendría difundir algunas claves que nos permitan conocer un poco más acerca de las dos técnicas de infiltración más demandadas. El Centro Médico Dermaline da respuesta a esta necesidad y, en primer lugar, aclara conceptos sobre ambas técnicas.

El botox se utiliza únicamente en la parte superior de la cara, paralizando los músculos que generan las arrugas de expresión y, en consecuencia, atenuándolas.

Bótox es el nombre utilizado habitualmente para referirse a la toxina botulínica, que tiene la capacidad de dormir o paralizar temporalmente un músculo o partes del mismo. Además de su aplicación estética, el bótox es utilizado, también con total seguridad, para otras finalidades médicas (cefaleas, tics, contracturas musculares, etc). En cuanto a su aplicación, el bótox únicamente se podría utilizar en la parte superior de la cara, paralizando los músculos que generan las arrugas de expresión y, en consecuencia, atenuándolas, con lo que conseguimos "levantar" la mirada y proporcionar un aspecto descansado al rostro, al tiempo que mantenemos la expresión y la naturalidad.

Una mala utilización puede provocar un aspecto artificial, pérdida excesiva de expresividad, y ocasionalmente una leve caída de la zona tratada, por lo que es importante recurrir a médicos con experiencia para su aplicación. Se puede utilizar, desde los 28-30 años en adelante, como tratamiento preventivo o como tratamiento reparador para aquellas personas que ya tienen marcadas las arrugas de expresión.

El ácido hialurónico se utiliza principalmente en mitad inferior de la cara (aunque se puede utilizar también en menos casos en la parte superior) y en manos, y lo que hace es rellenar literalmente el surco de la arruga aportando un aspecto más liso.

Por su parte, el ácido hialurónico es un polisacárido que forma parte de las articulaciones, huesos y piel, y en estética se utiliza en forma de gel viscoso para estimular el colágeno, hidratar gracias a su capacidad de retención de agua, y servir de material de relleno, constituyendo la técnica de infiltración para arrugas más utilizada actualmente, por su seguridad y práctica ausencia de efectos secundarios.

Dependiendo de su calidad tendrá más efecto en arrugas más o menos finas, y su aplicación se puede realizar en toda la cara. Su grado de reticulación, además, define su uso como hidratante, relleno o voluminizador. En este último caso sirve para contornear pómulos o manos especialmente delgadas; si lo usamos como relleno trata las arrugas profundas, medias y finas, y si queremos únicamente hidratar la piel, lo aplicaremos con pinchazos pequeños y poco profundos en su variante no reticulada.

Tanto el bótox como el ácido hialurónico son tratamientos menos invasivos que las técnicas quirúrgicas, y evitan gran parte de sus efectos secundarios y molestias.

Una buena aplicación consigue una piel lisa y rejuvenecida, un aspecto más terso y más volumen en el rostro, pero la mala praxis puede provocar volúmenes descompensados y asimetrías en el resultado final, o incluso acumulación de producto en zonas no indicadas. Así que siempre es importante contar con el asesoramiento de un médico experimentado en su uso. Está indicado para cualquiera que busque hidratación, reparación de arrugas o líneas de expresión o aumento de volumen en zonas de la cara o manos.

Aunque ambos productos son soluciones para tratar las arrugas, se trata de técnicas muy diferentes: el bótox se aplica solo en la parte superior de la cara, mientras que el ácido hialurónico se suele utilizar en la parte inferior de ésta. Se trata, en consecuencia de tratamientos menos invasivos que las técnicas quirúrgicas, y evitan gran parte de sus efectos secundarios y molestias.









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